Puede que haya un momento en tu vida en el que tu cabeza haga “clic” y algo en ti cambie a partir de ese momento. Y si ese “clic” además viene acompañado de muchas cosas que van apareciendo por tu cabeza y que vas dejando pasar o no les das la importancia adecuada puede que llegue a explotar por algún lado.

Y ni siquiera muchas veces en ese instante te das cuenta de que necesitas la ayuda de un profesional de la psicología, no porque no tengas claro que es una gran ayuda… sino porque no sabes interpretar correctamente esos pensamientos o vocecita crítica como lo que es. Y si te identificas con esto hasta aquí, ¡enhorabuena! puede que esta experiencia personal te ayude.

Llegó un momento en el que tenía una vocecita, un pepito grillo que no paraba de decirme en muchas circunstancias de mi vida cosas tan maravillosas como lo inútil que podía ser, lo mala que era mi vida, lo poco que iba a conseguir… y para evitar ver todas esas cosas y lo horrible de mi existencia buscaba evadirme, evitar gestionar todo lo que me ocurría y refugiarme en cualquier cosa que no tuviera relación con mi vida.

Pero todo puede tocar fondo y llegó ese día. Y de la peor manera. Y aun así a día de hoy no dejo de agradecer que llegara. Y en ese momento es cuando me vi “obligado” a buscar esa ayuda. Y descubrí que podía hablar de lo que me ocurría, y que había alguien que me estaba escuchando, que había alguien que tenía compasión y empatía en lo que le contaba, que me iba ayudando a reflexionar sobre todos esos pensamientos que, aunque no dejaba de tenerlos, poco a poco me iba replanteando sobre lo distorsionados que podían ser. Y ese alguien que me escuchaba, que me abrazaba en lo que me ocurría y que me iba ayudando poco a poco a identificar lo que sentía, cómo lo sentía, de dónde venía y lo que me decía esa emoción, cada vez lo iba identificando más y más como la persona más importante de mi vida.

Ayuda

Y si has llegado hasta aquí pensando que ese alguien era mi psicólogo, entonces deberías replantearte leer de nuevo todo. Porque ese alguien que identifico como la persona más importante de mi vida es el mismo que me decía lo inútil que era, lo mala que era mi vida y lo poco que iba a conseguir en ella. Y dejó de decirme eso, aunque vengan pensamientos similares a los de antes para decirme lo mucho que me quiere. Y ese alguien era yo mismo. Y ese día llega.

Y aquí vendrá vuestra pregunta… ¿entonces el psicólogo? Tal como yo lo viví, el psicólogo tiene un papel muy importante, para guiarte en ese descubrimiento, en ese trabajo que vas a realizar sobre ti mismo. Tiene la función de orientarte, de hacerte hablar, de expresarte, de poner nombre a las cosas. Tiene la función de ponerte en contacto contigo mismo y de moderar esa comunicación. Sin su figura es posible, en circunstancias similares, que tu vida mejore algo porque el tiempo pasa y las circunstancias cambian, pero volverías a revivir lo mismo, porque, a fin de cuentas, con quien seguirías conviviendo es contigo y en ese momento, no quieres hacerlo.

Y otra pregunta del millón… Vale, ¿si lo que me pasa a mí no tiene nada que ver con todo esto? Da igual, sea por lo que sea has leído todo esto porque te estás planteando que necesitas ayuda por algo que te pasa. Y si es así… mi recomendación no puede ser otra: deja de pensarlo, hazlo. Ya estás mal por algo, buscar la opción de lo que te haga mejorar siempre será la correcta.

Eso sí, desde mi experiencia, es importante que esa misma escucha compasiva, empática, en un ambiente cercano, que te invite a seguir hablando y soltando todo lo que tienes dentro… la encuentres en tu psicólogo. A fin de cuentas, va a estar presente en todas tus conversaciones, es importantísimo no sentirte juzgado en ellas por ninguno de los interlocutores, ni tú mismo ni tu guía. Por eso es tan importante esa elección.

Yo lo encontré y creo que siempre estaré agradecido por ello. La salud mental es esencial, prioritaria. Hay que cuidarla.