Un aspecto fundamental en la evolución de nuestros adolescentes son las sensaciones, deseos, emociones relacionados con la sexualidad, afectividad hacia otras personas diferentes a padres y amigos, la búsqueda de intimidad…

Como todas las dimensiones de la persona, la sexualidad durante la adolescencia sufre una crisis, entendida como un cambio brusco para pasar de la sexualidad infantil a la adulta. Por ello, como padres o personas que acompañamos el proceso evolutivo del adolescente no debemos dramatizar o sentir ansiedad ante los primeros síntomas de esta madurez, sino todo lo contrario. Ya que estos síntomas son un signo de salud tanto física como psicológica.

La sexualidad y todo lo que la rodea es un tema que durante mucho tiempo ha estado relegado al oscurantismo, escondido y ocultado por razones culturales. Con frecuencia se ha rodeado de sentimientos de desconfianza y miedo. Esto ha favorecido que la información que se nos da desde pequeños es escasa, envuelta en sentimientos que nos han dejado una imagen distorsionada y llena de mitos hacia ella.

Por todo ello, no debemos sentirnos culpables si nos cuesta abordar abiertamente estos temas con nuestros hijos/as o manejar los sentimientos que nos puedan surgir ante esta situación.

Por el contrario, debemos estar atentos a no caer en la tentación de ignorar las señales de los adolescentes ante la necesidad de un acompañamiento en este sentido. Muchas veces podemos negar la sexualidad o la necesidad de intimidad de los adolescentes para evitar afrontar el tema.

Así pues, siendo conscientes que puede faltarnos información o preparación emocional para acompañar a un adolescente en el descubrimiento de la sexualidad adulta. Los pasos podrían ser: buscar esa información y esforzarnos por naturalizar la situación. Una posible manera de reducir la ansiedad ante el afrontamiento del tema, tanto de la sexualidad como de otras cuestiones,   quitarnos de la cabeza el mito de que los padres y adultos debemos mostrarnos como unos expertos en el manejo de cualquier tema ante los adolescentes. El simple reconocimiento ante nuestros hijos/as de que nos cuesta trabajo abordar el tema de la sexualidad con ellos, pero que vamos a realizar un esfuerzo y que estamos dispuestos a aprender junto a ellos de este proceso, cumplirá varias funciones. Primero, nos reducirá la angustia que podemos tener y que nos hace evadir el tema. Segundo, ofreceremos a los chicos/as un modelo de afrontamiento de situaciones difíciles reconociendo una debilidad, en una sociedad donde estamos presionados a ser perfectos en todos los aspectos de la vida, lo que está generando en nuestros jóvenes baja tolerancia a la frustración y pobre autoestima.

Por otro lado la necesidad de afecto o afiliación es algo innato en el ser humano. Esta búsqueda de afecto va resolviéndose de diferente manera según evolucionamos como personas: un bebe necesita afecto, contacto físico para sentirse protegido, durante la niñez también se busca ese afecto de parte de los padres para sentirse seguro y confiado para explorar el mundo. En la adolescencia se produce, también en la afectividad, el rechazo a los padres. Pero, no es un rechazo a ellos como personas, sino que el adolescente se rechaza a sí mismo como niño que necesita la protección de los padres. Se tiene que construir una identidad de adulto en la que le es más útil la cercanía de los amigos que están atravesando la misma situación que ellos, en ellos buscan un modelo de comportamiento ante unas circunstancias nuevas. Otra función primordial que cumple el afecto con los iguales es el sentirse valorados, queridos y reforzar así su identidad.

Simultáneamente, se va buscando una afectividad más relacionada con los deseos o la atracción física que están empezando a experimentar. Por ello, es normal que al principio se encuentren confusos en la manera de resolver estas necesidades. En la medida en que esté bien formada la identidad de un adolescente, que se sienta seguro de sí mismo, estará más preparado para entablar relaciones tanto con los amigos como con parejas.

Tenemos que darnos cuenta, que para los chicos/as de estas edades, que están conformando su identidad y autoestima adultas, y que se sienten incómodos dentro de un cuerpo nuevo; es muy importante sentirse atractivos y gustados como pareja sexual. Esto les puede llevar a precipitarse en sus primeras relaciones íntimas para conseguir este reconocimiento. En este sentido, nuestros adolescentes están muy influidos por la importancia que se da al físico en nuestra sociedad, se corre el riesgo de que el adolescente base su autoestima en el aspecto corporal, sobre todo si ésta es deficitaria en otras facetas de la vida (estudios, familia, amigos…). Tenderán, entonces, a basar sus relaciones con los demás en el físico, y en la búsqueda de múltiples parejas sexuales.

Si acompañamos este proceso de nuestros hijos/as, sin juzgarles, resaltando su valía como personas y compartiendo sus temores; poco a poco se irá equilibrando el interés por lo físico y lo afectivo.
Se irán formando una idea más madura de lo que buscan en otras personas como posibles parejas.